Vacunas contra el COVID-19: ¿por qué es importante su aplicación?

A casi un año del inicio de la pandemia del COVID-19, que hasta el momento supera los 100 millones de personas contagiadas en el mundo, de los cuales más de 2 millones han muerto por la enfermedad[i], entidades científicas de todo el planeta están multiplicando sus esfuerzos para el desarrollo de vacunas eficaces y seguras.

El objetivo principal a nivel global, en la primera etapa de vacunación, tiene que ver con minimizar el impacto de la pandemia, poniendo especial foco en la mortalidad. Asimismo, lograr que, de manera progresiva, haya un retorno a las actividades sociales, económicas, laborales y familiares.

 

¿Qué vacunas están aprobadas por la OMS?

De acuerdo con datos provistos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), hacia fines de enero del 2021, había más de 200 vacunas candidatas en desarrollo. Entre ellas, más de 60 ya se están probando en humanos.

Hasta el momento, la OMS dio autorización de emergencia a la vacuna de Pfizer/BioNTech y a dos versiones de la de AstraZenaca/Oxford. Además, aunque aún no recibieron dicha autorización, el organismo ha dado recomendaciones para el uso tanto de la vacuna Moderna como de la Sputnik.

La autorización de emergencia es una herramienta que se utiliza para permitir el uso de productos médicos de forma provisoria, en situaciones extremas como una pandemia. Antes de su aprobación para ser aplicada en seres humanos, deben superar las fases de estudio clínico (II y III), a fin de garantizar seguridad, calidad y eficacia contra la enfermedad. Asimismo, su efectividad sigue siendo material de evaluación continua incluso luego de haber sido introducidas en un país.

Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se alienta a las personas a vacunarse contra el COVID-19 con cualquier vacuna que ofrezcan las autoridades nacionales de salud en el momento en que cumplan los criterios establecidos.

 

¿Cómo funcionan las vacunas?

Existen distintos métodos para diseñar una vacuna, según contengan virus o bacterias íntegros, fragmentos del agente patógeno para inducir una respuesta del sistema inmunitario o solamente el material genético con las instrucciones para fabricar proteínas específicas.

Dentro del primer caso, encontramos vacunas inactivadas (requieren procesos largos y laboratorios que permitan cultivar los virus y bacterias de manera segura); atenuadas (se utilizan los virus patógenos o similares y se mantienen activos pero debilitados) y aquellas basadas en vectores víricos (virus modificado que hace de vehículo para transportar material genético exógeno en el núcleo de una célula; este tipo de vacuna puede desarrollarse rápidamente.).

En el segundo caso se encuentran las vacunas con subunidades antigénicas (no tienen el virus íntegro sino fragmentos específicos que suelen ser proteínas o hidratos de carbono; las vacunas del calendario infantil suelen ser de este tipo).

El tercer tipo son las vacunas de ácido nucleico, que utilizan una secuencia de material genético que dan instrucciones para producir proteínas virales que pueden ser reconocidas por el sistema inmunitario. Se trata de una nueva técnica, cuyo conocimiento ha avanzado a pasos agigantados en la carrera por encontrar una vacuna capaz de hacer frente al COVID-19. Sin embargo, hay algunas destinadas a combatir tipos específicos de cáncer, que ya se encontraban en fase de ensayos con humanos.

 

Fases del desarrollo de una vacuna

Todas las vacunas en desarrollo deben superar rigurosas pruebas para garantizar su seguridad, calidad y eficacia antes de que sean introducidas en un programa nacional de vacunación.

La primera etapa no requiere pruebas en seres humanos, sino que consta de investigaciones tendientes a identificar los antígenos necesarios para lograr una respuesta inmunitaria. La prueba inicial se hace en animales y, si se logra la respuesta, inicia el período de ensayos clínicos en seres humanos. Esto se realiza en tres fases.

En la primera se cuenta con un número reducido de voluntarios (en general adultos sanos y jóvenes) y se miden tres objetivos: su seguridad, la respuesta inmunitaria y la dosis correcta.

La segunda fase requiere de la colaboración de cientos de voluntarios que reúnan las mismas características que las personas a las que se destinará la vacuna. Se evalúan más a fondo los objetivos anteriores, con múltiples ensayos y comparaciones.

La fase tres consta de miles de voluntarios y se hacen comparaciones con grupos de personas no vacunadas pero que recibieron un producto comparador. Estos ensayos suelen llevarse a cabo en diferentes países para llegar a conclusiones más amplias y globales.

Luego se pasa por un período de exámenes para garantizar la calidad, eficacia y seguridad para su autorización preliminar. Tras recibir la aprobación reglamentaria, los fabricantes pueden presentar la vacuna a la OMS y solicitar que se precalifique. Tras la introducción de la vacuna se realiza un seguimiento constante.

 

Inmunidad, contagio y cuidados

Muchas son las dudas que surgen a raíz de la desinformación sobre la inmunidad adquirida de manera natural, a partir del contagio del COVID-19, y la dada por las vacunas.

La aplicación de la vacuna permite lograr la inmunidad sin los efectos nocivos asociados a la enfermedad. Mientras que, si se deja que el virus se propague hasta alcanzar la inmunidad colectiva se corre el riesgo de causar millones de muertes y un número mayor de personas con efectos a largo plazo ocasionados por el mismo.

Ahora bien, todavía hay muchas incógnitas sobre aspectos como el tiempo que dura la protección que brindan. Todas las vacunas aprobadas hasta el momento constan de dos dosis y es la aplicación de la segunda la que efectivamente aumenta la respuesta inmune.

Dado que el conocimiento sobre su protección se va adquiriendo a medida que se monitorean las vacunas aplicadas, se recomienda seguir tomando precauciones incluso luego de la vacunación: el uso de la máscara o barbijo, la higiene de manos y el distanciamiento físico. Estas medidas son imprescindibles para el cuidado de quienes nos rodean y para controlar la propagación de la epidemia, ya que, si bien la persona vacunada puede no enfermarse, aún podría ser portadora del virus y contagiar a alguien más.

 

Entonces, ¿vacuna sí o no?

En la actualidad, según advierte la OMS, el 86% de los niños del mundo reciben vacunas vitales y esenciales. Además, hay vacunas para prevenir y controlar 25 infecciones a fin de que la población de todo el mundo goce de mejor salud.

La inmunización salva cada año millones de vidas mediante el control y la prevención de enfermedades como la difteria, el tétanos, la tos ferina, la gripe, el sarampión, la hepatitis B, la poliomielitis, entre otras. Las vacunas siguen siendo el método de protección más seguro y eficaz contra las enfermedades y serán una poderosa herramienta para hacer frente a la pandemia causada por el COVID-19 y mitigar sus repercusiones tanto en la salud pública como en el plano económico mundial.

 

FUENTES:

Organización Mundial de la salud

·       https://www.who.int/es/news-room/feature-stories/detail/the-vaccines-success-story-gives-us-hope-for-the-future

·       https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/covid-19-vaccines

·       https://www.who.int/es/news/item/24-04-2020-global-leaders-unite-to-ensure-everyone-everywhere-can-access-new-vaccines-tests-and-treatments-for-covid-19

·       https://www.who.int/es/news-room/feature-stories/detail/the-race-for-a-covid-19-vaccine-explained

·       https://www.who.int/es/news-room/feature-stories/detail/manufacturing-safety-and-quality-control

·       https://www.who.int/es/news-room/feature-stories/detail/the-moderna-covid-19-mrna-1273-vaccine-what-you-need-to-know

 

 

Organización Panamericana de la Salud

·       https://www.paho.org/es/vacunas-contra-covid-19/preguntas-frecuentes-vacunas-contra-covid-19

·       https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/53215/OPSFPLIMCOVID-19210006_spa.pdf?sequence=5&isAllowed=y

 

Pfizer

·       https://www.pfizer.com/science/coronavirus/vacuna


[i] Según conteo de la Universidad Johns Hopkins.

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